SALDO MÍNIMO DE LUISA MIÑANA; LA VIDA A AMBOS LADOS DEL RÍO.
«Sobre
los dinosaurios no hablaré/mejor huir de la nostalgia.» Con estos versos
comienza el primer poema de Saldo Mínimo,
último poemario de la poeta, novelista y articulista aragonesa Liusa Miñana, publicado por la Editorial
Madrileña Lastura en el año 2020
dentro de su colección de poesía contemporánea Alcalima. Un volumen compuesto por 22 poemas en los que la autora
nos va mostrando un recorrido vital, como ese tránsito diario por Zaragoza, la
ciudad que habita, compuesta por dos márgenes de un mismo río.
Si
en su anterior poemario, Este es mi cuerpo
(Lastura, 2019), la autora se adentraba en el posthumanismo, planteándose la
relatividad del cuerpo híbrido y el conocimiento de unas nuevas perspectivas
para lo que hoy denominamos cuerpo-carne-mente, en Saldo Mínimo, Miñana nos
entrega una escritura llena de reflexión, donde la mitología se vuelve materia dúctil con la que conformar el bulto
útil del poema, dotándole después, a través de un lenguaje rico, claro y
contundente, la cualidad de la belleza.
La
cotidianeidad, la frescura de su voz, la luz de las mañanas, las auroras
boleares y el conductor del autobús de la línea 23 con el que todos los días
cruza el río «Caronte, buenos días/Saldo mínimo anuncia mi tarjeta-monedero. He
de cruzar el río,/ya lo sabes» van desfilando a lo largo de sus textos. Poemas
de verso libre, no por ello carentes de musicalidad, ritmo y audacia. «Llueve,
a desgarros, sin hilos./Laberínticamente/llueve, al cabo de los años,/sobre mi
rostro de muerta antes de ayer,/hasta lo más profundo/del centro de la tierra
donde ya no me amas,/Teseo, pues olvidas con facilidad» Poemas que nos hablan
del amor, la añoranza, la amistad y el recuerdo. Poemas donde la iconografía
pop se mezcla con referencias pictóricas y homenajes a poetas amigos, «Está
bien, James Aquiles Dean, te lo diré una vez más:/no es verdad que morirse
joven/haga perdurables la fama y la memoria de lo que hicimos,/o de aquello que
los demás creyeron que habíamos hecho,/ni de su amor verdadero o supuesto.» pero
también poemas que desde un punto
consciente y crítico abordan temáticas como el horror de la guerra y su
violencia «La madre era la guerra./La guerra no fue el hijo, aunque el hijo
supiera/que el mundo había sido ya pasto/del fuego y de las alarmas de las calles,
condenado por definición, trizado por los mercenarios/y sus francotiradores.»
Poesía,
sí, poesía. Así que anímense, comprueben su saldo y suban a este autobús.
Conozcan lo que existe a un lado y otro del río.
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